Tecnologías solares ultra-eficaces y el futuro efímero

Entre 1927 y 1983, el arquitecto y filósofo Buckminster Fuller escribió y pronunció una y otra vez sobre la lógica de efimeralización cumulativa y autoacelerante de los productos del encuentro entre el conocimiento y la tecnología humanos. Como explicó Fuller en su libro Critical Path, cuando el barco de Magallanes cumplió la primera circunnavegación del mundo, había tardado 2 años; cuando el primer barco de vapor lo hizo, tardó unos 2 meses, el primer avión 2 semanas, y la cápsula en órbita 2 días. Ahora, somos más ligeros y más veloces aún.

También se ve en la informática. Lo que era un disco «floppy» en el año 1990 no tiene nada que ver con lo que es ahora un micro-USB o micro-Flash, que por su volumen y tamaño es un millón de veces más ligero y eficaz en el uso de materiales y el almacenamiento de datos. La tecnología para cosechar, capturar y/o transferir la energía solar sigue una curva de autoacelerante efimeralización cumulativa semejante.

Hace 20 años, era bastante más caro cosechar energía solar que generar energía eléctrica usando combustibles fósil. Eso se debía, en gran parte, al sistema de subvención masiva de la industria hidrocarbónica, la externalización de los gastos y el prejuicio técnico de la infraestructura del momento. Pero también se debía al hecho de que se necesitaba tanto material para apoyar y manejar el sistema de recepción y conversión de la energía solar, aunque el silicono no pesara tanto y fuera abundante.

En el año 2005, parecía todavía impensable que las tecnologías activas en el mercado pudieran ganar terreno serio contra los combustibles fósil, sin gran inversión a escala industrial, y para crear una especie de mega-empresa de producción industrial de placas solares de calidad mayor. Un caso así era la infame Solyndra—negocio que fracasó no por falta de mercado ni por incapacidad de la tecnología, sino porque apostó por un modelo de negocio parecido al de las grandes empresas petroleras o de automóviles.

El mercado favoreció, como era previsible, modelos más ligeros y adaptables, menos caros y menos dependientes de un dominio masivo del mercado. En China, tales empresas existían, apoyadas por el estado, y capaces de construir un dominio masivo, con cadena de fabricación a escala nacional, a base de un producto bastante más barato, pero que generaba la misma electricidad.

Ahora, en el 2013, nos vemos rodeados de nuevas tecnologías ultra-eficaces para cosechar la energía solar. La siguiente lista de tecnologías es capaz de generar muchas veces más energía que el consumo total actual y pronosticado del mercado energético global, y de hacerlo sin emisiones carbónicas ni de otros gases invernaderos y por menos que lo que gastamos ahora:

Cualquiera de estas tecnologías, desarrollado y aplicado al mercado masivo, con la infraestructura adecuada, sería capaz de capturar y entregar más energía que actualmente se consume. (El Sol nos entrega en una hora más energía que el consumo global anual.) En conjunto, significan la ultra-eficaz efimeralización de la generación eléctrica y/o de combustibles limpios. En ese sentido, estamos viviendo al borde del futuro que indicó Fuller encontraría su carácter en nuestro acceso rutinario a abundantes fuentes de energía limpia.

Recuerda una palabra única en el mundo, vocablo apreciado de una lengua indígena del territorio árctico canadiense: puijilittatuq. Es de la lengua inúktitut, y significa «no sabe a dónde mirar, debido a la gran cantidad de focos llegando a la superficie del hielo». No hay semejante palabra en ningún otro idioma, y tenemos que rescatar el concepto y globalizarlo, porque estamos viviendo un momento puijilittatuq solar. La autoacelerante efimeralización cumulativa observado por Fuller ahora nos abre un futuro de abundante energía limpia…

Tenemos que saber dónde mirar, ver y entender la abundancia que nos rodea. Tenemos que aprender a participar en la sincronía energética ilimitable y regenerativa que nos ofrece el sol.

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